Como no hacer una reseña de este divertido restaurante en la
zona denominada “Tribal”, fue por casualidad y ya llevamos unas cuantas,
incluso con familia, pero casi siempre "mesa para dos".

Es suficientemente vintage, para resultar acogedor. Buena música,
en general, muy agradable. No dejes de echar un vistazo a su carta, el menú almuerzo no te dejará impasible.

La ultima vez estas navidades fuimos a cenar; compartimos “Foie
mi-cuit” espectacular la calidad, y no
fácil decisión ya que la
oferta de entrantes es muy sugerente. Como principales, samosas rellenas de langostinos, hamburguesa
de ternera, de sabor casero y rico.
Habitualmente nos sirven rápido y bien pero esa noche en
particular, tardaron. Además la
hamburguesa que pedimos “al punto” y estaba demasiado echa; no lo tendré en
cuenta y volveré para superarlo.
Tomamos cava catalán sin
pretensiones, y de auténtico resultado.
Y el postre, crujiente de fresa a compartir, y dos cafés
solos como siempre. ¿El precio? Correctísimo también.
Recomendaremos y volveremos.