Queriendo
sorprender a mi chica un sábado por la mañana, recordé haber visto en la tele
un reportaje sobre un curioso restaurante en la sierra; con ayuda como siempre
de Google lo encontré "La Sopa Boba", ya solo el nombre prometía.
Reservé y a
las 14:30 en punto allí estábamos dispuestos a dejarnos sorprender. El
restaurante se ha ubicado en un antiguo chalet de la sierra, típica
arquitectura de casa de vacaciones de los 60’s con mucha piedra. Restaurado
con gusto, luminosidad y sin lujos, sencillez y pequeños detalles
curiosos (no dejes de mirar al suelo cuando entres).
Nos sentamos
en nuestra mesa todo bien; para comenzar pedimos cerveza. Ya nos sorprendió que
la cerveza fuera japonesa, y además acompañada de un delicioso aperitivo. Bombones
de aceite de oliva y anchoa, y vainas de soja.
La carta es divertida cayendo a veces en alguna de las complejidades de la cocina moderna con nombres tan "originales", que realmente no sabes qué estás pidiendo; pero contra eso, lo mejor, preguntar.
Pedimos para
compartir unas sardinas ahumadas con guacamole, espectacular la mezcla. Adoptamos
el plato para incluirlo en nuestro menú hogareño particular. Como platos
principales, unas tartaletas de buey de mar y cerazas Lyo,
exquisito y ligero (para ella).
"Tournedó de bisonte" (para él), tuvimos una conversación con el chef sobre el porqué de las carnes exóticas y por lo visto tienen mucho éxito, la gente siente curiosidad sobre qué sabores pueden ofrecer.
El precio sin la caja de vino fueron 70€.

"Tournedó de bisonte" (para él), tuvimos una conversación con el chef sobre el porqué de las carnes exóticas y por lo visto tienen mucho éxito, la gente siente curiosidad sobre qué sabores pueden ofrecer.
El mismo
chef (Fernando Limón) es quien toma nota de la comanda, y te recomienda si
preguntas. Nosotros queríamos consejo sobre el vino, y nos sugirió el que más
llamó nuestra atención, seguramente por el nombre “La Zorra” (uva Rufete), de
la región de la Peña de Francia (Salamanca) fue todo un éxito. Nos gustó tanto
que al final compramos una caja en el mismo restaurante, aunque no entendemos
mucho de vino estaba riquísimo y era mono parietal, tipo del que somos
seguidores fieles.
El postre también
triunfada total, al principio nos dejamos llevar por la presentación: era un
tarrito de crema de cacao, dentro había una deliciosa crema de chocolate con nueces
de macadamia, virutas de Oreo, y un montón de calorías. DELICIOSO. Finalmente
no invitaron a unos chupitos de licor casero de regaliz negro, brutal (nos
llevamos una botella, junto a la caja de vino).
El precio sin la caja de vino fueron 70€.
Volveremos y
recomendaremos, hasta ahora quienes lo han probado no dudan que repetirán.